Si algo hace que un padre se sienta orgulloso son sus retoños, y si además ese padre es un friki rematado con más razón.
Porque vuelca en el niño todos sus anhelos y esperanzas de que el pequeño acabe heredando su legado friki, convirtiéndolo en su particular monstruo de Frankenstein.
Todos lo hemos hecho y así seguirá siendo hasta el final de los tiempos. Pero es que son tan adorables, tan frágiles que nos sentimos tentados de convertirlos en nuestros muñecos doomies y además con el pecho hinchado de orgullo, porque si nosotros somos frikis nuestro niño más.
Puede que cuando crezcan y se vean sufran traumas insuperables, pero ¿Y lo que nosotros hemos disfrutado? Si el trabajo se ha hecho bien, os aseguro que en su etapa de adolescencia os lo agradecerán, porque habréis hecho de ellos unos frikis de pro, y si no... al menos se ha intentado.
Espero que os guste la galería que os he preparado. No son todos , porque parece ser que los padres frikis somos legión.
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