lunes, 20 de agosto de 2012

American Psycho ¿estamos locos o qué?



Hace unos días vi la película Américan Psico en la que Christian Bale encarna a Patrick Bateman un prestigioso yuppie con mucho éxito, dinero, una vida elitista… y mucha mierda en la cabeza, permitidme decirlo.
El filme está brillantemente dirigido por Mary Harron consiguiendo hacer un film desagradable, incómodo, sórdido… vamos que si me preguntan que si me ha gustado la peli no sé qué decir. ¿Es buena? Si lo es. ¿Te gusta? Para nada. Esa es la intención, que cuando acabes de ver la película te veas rodeado de esa sensación casi asquerosa que envuelve al personaje.
Una cosa muy destacable en la película es la música. Increíble  la recopilación de éxitos noventeros que todos reconocemos y que vamos cantando según se van escuchando. Para Bateman la música es una parte importante, pero no hablamos de música clásica, profunda y sesuda, ni Wagner ni Mozart, sino de superhits comerciales del momento.
Bateman es un hombre de éxito, tiene dinero, un grupo exclusivo de amigos y una burbuja social en la que está inmerso donde todo es superfluo. El culto a la imagen, a las apariencias, a la moda, al snobismo le hace ser un esclavo de su propio círculo. Todo se mueve entre Loui Buiton, restaurantes selectos, manicuras perfectas y lociones exfoliantes. Las conversaciones más profundas en ese círculo son a que gimnasio vas o que estilista te atiende. Pero Bateman tiene un oscuro instinto asesino, lo único que realmente le proporciona placer, ya que lo demás es fácil de conseguir: sexo, drogas, nada le proporciona la adrenalina que necesita para motivarse en su vida. Sólo matando consigue sentirse lleno. Cuanto más frustrante es su vida más sed de sangre tiene.
Sinceramente, me parece aborrecible la sociedad que representa. Nunca un protagonista me había resultado tan antipático ni una película me había provocado tanto asco. No es la sangre y el despiece lo que me da asco, a mi eso ya no me asusta, he visto cine de vísceras y sangre a cubos que me ha resultado más agradable, aquí no hay tanta sangre. Es la falta de escrúpulos y de moral lo que me asquea. El pensar que el dinero lo consigue todo, que es lo único que tiene valor en esta sociedad. Desgraciadamente el dinero es necesario para vivir, pero si dejamos que nos robe la personalidad, la humanidad, entonces seremos muy pobres, con mucho dinero, pero pobres de espíritu. Soy pacifista, pero os juro que nunca he tenido más ganas de descerrajar dos tiros a alguien que al tal Bateman.

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