lunes, 27 de agosto de 2012

Mi perro es una Barbie



Eso es lo que mucha gente debe pensar, o al menos es lo que yo  pienso cuando paso por determinadas tiendas de mascotas y accesorios. Este mundo está loco, cuando ves que algunos animales viven mejor que las personas, mientras otros tantos se mueren en las perreras o abandonados  comidos por las pulgas, hasta en eso hay clases sociales. 




 No entiendo este mundo donde las mascotas se han “humanizado” hasta el punto de tener sus propios peluqueros, manicuras o conjuntitos monos para el coctel. Collares de diamantes, bolsas de viaje de Jean Paul Gaultier, y vestiditos cuquis  para estar a la moda.  



Luego les ponen collares que desprenden descargas eléctricas para que el animal no ladre, porque eso no es Cool. Pero sin embargo cagan y mean en la acera porque claro, da un poco de asco mancharse las uñas de porcelana pintadas a la última moda con las caquitas de caniche.



No entiendo que todo el mundo tenga que tener mascota, aunque la mascota se pase todo el día sola en el piso de 50 metros cuadrados, y cuando el amo llegue a casa le de unos azotes porque el pobre animal no ha podido controlar sus esfínteres debido a la espera. O se pasen el día en un minúsculo balcón con un bol de agua que si le da el sol puede llegar casi a hervir.

No entiendo que la gente regale cachorritos monísimos y tiernitos porque son tan “cucos”… y cuando cumplen un par de años haya que regalarlos o echarlos a la calle porque han crecido mucho y es un incordio sacarlos dos veces al día  a hacer caca, aunque haga frío y llueva.

O como me dijeron hace un tiempo, reclamar una playa para perros ¿Playa para perros? Me lo expliquen por favor. “Es que a los perros les encanta la playa” vale genial. A mí me encantan los reptiles, las serpientes y los cocodrilos y reclamo el mismo derecho de tener una playa para mi anaconda. 


 Creo que en el mundo tenemos que convivir todos, personas, mascotas y demás alimañas, pero lo primero que tenemos que tener es un poco de madurez y educación. Si a mí no me gustan los perros estoy en mi derecho a que ningún perro me sobe los pies, aunque “sea muy bueno y no haga nada”, tengo derecho a no ir sorteando las aceras como si fuera un campo de minas explosivas o  de alejar a los niños de las paredes de las fachadas porque cada medio metro hay un reguero de pis. Me parece bien que el que quiera tener mascota la tenga. Edúcala y cuídala, mímala todo lo que quieras pero sobre todo respétame… o sacaré a mi anaconda a pasear. Y sin bozal.

 Y otra cosa para terminar, si quieres un perro o un gato no lo compres, adóptalo.


 Gracias por ser responsable.




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