
Este arte callejero de lana nació en Holanda en 2004, para reivindicar que la lana no era cosa sólo de abuelas y que con unos cuantos toques de color y unos agujas se podía hacer de la frialdad de la cuidad algo mucho más acogedor y cálido y de forma ecológica. Rápidamente la idea cuajó, y en Alemania, EEUU, Canadá y muchos más países empezaron a surgir movimientos de "tejedores urbanos" que con sus agujas y ovillos se apuntaron a este arte de engalanar sus espacios públicos.



A mí me encanta pasear por la cuidad y ver algunos de estos elementos en algún balcón o algún árbol, eso quiere decir que la cuidad está viva, y que la gente que vive en ella no se conforma con lo que hay, sino que está dispuesta a luchar por hacer de su espacio un lugar mejor.

De momento yo he empezado por mi propia casa. Este verano decidí hacer de mi balcón un espacio colorido y ecológico y aprendí unos puntos básicos de crochet para colaborar en la causa. Y el resultado es el que podéis comprobar, puede que no sea perfecto, pero os aseguro que ahora mi balcón es un lugar mejor.
Fotos de Google y de :
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