domingo, 28 de agosto de 2016

La nueva mesa de trabajo

Hace tiempo que mi trastero, que es mi sitio de trabajo en casa, me pedía una renovación a gritos. Como comenté en una entrada anterior es un espacio de apenas 6 m2 en el que tengo todo: el ordenador, la máquina de coser, la peluquería improvisada, el material de manualidades, las herramientas...
 La mesa de trabajo que tenía siempre estaba llena a rebosar y me resultaba muy difícil trabajar en condiciones. Así que hace unas semanas decidí quitar la mesa de trabajo que tenía y fabricarme otra. Lo mejor era cambiar la ubicación para tener más espacio así que me puse a diseñar qué tipo de mesa me haría mejor servicio. Quería algo sencillo y práctico, que no me ocupara demasiado espacio y que consiguiese salvar un obstáculo que me hace la vida bastante imposible: el radiador.

Debía ser una mesa no muy ancha para que me permitiera abrir el balcón que tengo al lado y un poco larga, de esta manera podría tener una superficie en la que pudiera tener el ordenador y me dejara bastante espacio para trabajar. También debía de ser alta para poder encajar un cajonera de plástico de la que no puedo prescindir porque guardo muchas herramientas de peluquería, de costura y de manualidades ,y además debía de poder encajar el maldito radiador, que me obliga a separar diez o doce centímetros cualquier mesa de medida estándar y en un cuarto tan pequeño es un espacio que no me puedo permitir perder. El diseño resultante cumplía todos estos requisitos. Una mesa de  50 cm de ancho x 140 cm de largo x 85 cm de alto. Resulta un poco estrecha pero para la ubicación que quería era la medida que debía poner, ni más ni menos.


Con la idea del diseño en mente fui a Leroy Merlín a ver que materiales encontraba para hacerla. Otro requisito indispensable es que resultara muy barata, mi idea era comprar listones gruesos de madera y hacer el armazón de las patas y una tabla de contrachapado para el sobre. Mirando los precios de los materiales encontré un pack de listones de oferta. No eran tan gruesos como yo quería pero me podían servir, y la tabla de contrachapado me salía más cara que una tabla de madera de abeto sin barnizar, que es igual de resistente y si te gustan las maderas rústicas quedan muy bonitas, compré también unos tornillos para madera y el total de la compra era de 32 euros, más que razonable. En casa tenía pinturas y barnices por lo que me ahorré comprar nada más.


Como yo el manejo de la sierra no lo domino mucho aún pedí ayuda a mi marido para cortar las maderas. Una vez cortadas montamos el armazón de las patas con los traveseros para que la mesa sea estable y no bambolee, ya que el grueso de las patas es menor de lo que pensábamos en inicio. Una vez montado enmasillé todos los agujeros de los tornillos para que no se vieran y lijé bien toda la madera, ya que el acabado era muy áspero. Primero con una lija gruesa para dejar la superficie uniforme y después una lija fina para darle un acabado suave. Después de limpiar bien le di una buena mano de tapa-poros para sellar la madera y  facilitar el pintado.


Para pintar las patas me decanté por una pintura en spray, por lo que tuve que proteger la pared y el suelo para evitar que se mancharan. lo bueno de la pintura en spray es que es más rápida de aplicar y seca deprisa. Con un trozo de lana de acero  froté toda la superficie de la madera, eso hace que se eliminen las imperfecciones y le deja un acabado suave. Después de secar le apliqué una segunda mano de pintura y un nuevo lijado con lana de acero. y a continuación una buena limpieza.


El sobre de la mesa decidí teñirlo en blanco en lugar de pintarlo, de esta manera la mesa queda blanca y se aprecian todas las vetas de la madera. el resultado es precioso.
Para teñirla primero hay que preparar muy bien la superficie, enmasillar los nudos, las imperfecciones  y los cantos y después lijar bien y limpiar, de manera que cuando pases la mano la superficie sea completamente lisa.

 No apliqué tapa-poros porque quería que la madera absorbiera el  tinte. Para teñir la madera usé un poco de pintura blanca de pared con un poco de agua, cuanta más agua le pongas menos intenso es el teñido, la proporción era de tres partes de pintura por una de agua aproximadamente

Con un paño de algodón o lana se aplica el tinte siguiendo la veta de la madera sin empapar en exceso y siempre en la misma dirección. si quieres que blanquee más le puedes dar una segunda mano un poco más aguada. y después dos o tres capas de barniz incoloro satinado o brillante. Sin olvidarse de que entre cada mano de barniz hay que dar un buen lijado con la lana de acero, trazando círculos y en dirección a la veta, y después una buena limpieza. Después del último lijado le di una buena capa de cera de abeja para darle un buen acabado, suavidad y protección.

 Una vez listo el sobre atornillamos las patas y la mesa ya estaba lista. A última hora decidí que no quería poner el ordenador directamente en el suelo sino elevarlo un poco y con un trozo de contrachapado que tenía en casa hicimos un elevador que iría atornillado a uno de  los traveseros de las patas por un lado, y con unos trozos de los listones que habían sobrado le hice dos patas para que apoyara en el suelo. esto también contribuye a que la mesa tenga más estabilidad


 Estoy muy contenta con el resultado final, la mesa me resulta muy práctica y como es alta puedo trabajar de pie, lo cual agradezco porque si paso demasiado tiempo sentada me duele la espalda. Quizás no sea perfecta pero a mí me parece muy bonita.  Como la silla me queda un poco baja he comprado en Ikea un taburete  y que en unos días  tapizaré para hacerlo más cómodo, y me ha costado solo 15€.

Espero que os guste mi nueva mesa y que os animéis con el bricolaje, que no es tan difícil.




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